Yo no elegí este mundo pero aprendí a (no) querer

Cuando tenía 15 quería que mi trabajo de grande me dejara la libertad de quemarme la guita en discos y libros. Hoy a los 25 tengo un sueldo que me quemo en discos y libros; en recitales de precios obscenos, en ahorrar puchitos para empezar el 2008 de vacaciones, en hacer algún regalo, pagar impuestos y no mucho más. Éxito comercial le llamo.

Todavía me falta la vuelta socioeconómica sí, y escribir el libro, plantar el jazmín, tener una nena. Uno de esos será el Tronador, y los otros lo que venga después.

Debería querer un plazo fijo, debería querer matricularme, debería querer ser un gran C.E.O. Pero no quiero; en cambio elijo el éxito pero en mis propios términos.