No existo (part II)

Diálogo imaginario en el abarrotado Departamento de Documentación de la Policía, con señora cara de ave de rapiña -o de empleada pública, son casi sinónimos-,
Ella: no, esta partida de nacimiento no va, es fotocopia, necesito la original.

Yo: pero señora, debe haber alguna forma de arreglar esto. Siempre el Estado creyendo que una tiene tiempo para perder en papeleo. ¿Para qué quiere la original si ahí está todo, acaso se la piensa guardar usted? Además míreme: ¿no está bastante claro que, en efecto, nací?

Diálogo real en idem con idem,
Ella: no, esta partida de nacimiento no va, es fotocopia, necesito la original.

Yo: ay pero no. Es la única que tengo, cómo hago, no sé ¿La tramito de nuevo acá o en Vicente López? no. Bueno gracias. Buen día.

Como siempre mi parte oveja sumisa y comemocos se impone de nuevo. Y yo que me había ido pituqueada y con jopo Belén Blanco para la foto y todo...

Fairy tale

Ella se fue afirmando con convicción que los elfos eran feos y dio el equivalente a un portazo al cerrar la sesión. Afuera el frío helaba pero vivir en acaso el barrio más lindo de la ciudad valía la bufanda y la torpeza de los guantes. Defensa los domingos tiene algo de infinito, con fragmentos de tiempo exhibidos sobre telas y palabras que, balbuceadas en otros idiomas, no hacen más que extender la pesadilla. Cada centímetro de vereda es un hogar para el feriante; cada esquina es un puerto, cada gesto una foto.

El guardían del pasaje San Lorenzo era una marioneta como las de June Miller; los turistas se amontonaban, las nenas se asombraban ante el anciano duende. El latoso titiritero aconsejaba a la audiencia sobre la conveniencia de creer en las hadas y ganarse su protección incondicional, aún durante el sueño...

Hace rato que ella está peleada con tanto duendes como hadas. Los duendes son el velo de una parte suya exiliada con su infancia de equipaje; las hadas son las ex novias de todo aquel a quién amó, más lindas, más sabias, mejores que ella pues hablan francés. En el odio se afirma su fe extrema, en el peso se erige la necesidad de aliviarlo.

Al final de la función, el público arrojó sus chelines al frasco del anciano y partió satisfecha: la gente adora comprar fantasías. Ella se acomodó el sombrero y se alejó creyendo ya no necesitarlas.

Cómanse a besos esta noche...

...total nadie lo va a notar.

Shibarita

La técnica del Shibori consiste en diferentes formas de alterar un tejido a partir de atarlo, comprimirlo, doblarlo de modo de lograr un teñido por reserva: una parte se tiñe mientras que la reservada no, formando algún tipo de patrón.

El otro día hice una pequeña prueba en casa, aunque sin teñir. Así, la ropa con grumos surge de atar telas y cocinarlas hasta volverse japonés. Aquí está el paso a paso, como dice Mostaza:

Y en la próxima entrega, un tutorial sobre cómo subir fotos a Blogger y usar el Paint como Illustrator sin enloquecer en el intento.

Yo no elegí este mundo pero aprendí a (no) querer

Cuando tenía 15 quería que mi trabajo de grande me dejara la libertad de quemarme la guita en discos y libros. Hoy a los 25 tengo un sueldo que me quemo en discos y libros; en recitales de precios obscenos, en ahorrar puchitos para empezar el 2008 de vacaciones, en hacer algún regalo, pagar impuestos y no mucho más. Éxito comercial le llamo.

Todavía me falta la vuelta socioeconómica sí, y escribir el libro, plantar el jazmín, tener una nena. Uno de esos será el Tronador, y los otros lo que venga después.

Debería querer un plazo fijo, debería querer matricularme, debería querer ser un gran C.E.O. Pero no quiero; en cambio elijo el éxito pero en mis propios términos.

No existo

¿Servirá la agenda del '82 de mi mamá como partida de nacimiento?

No encuentro la mía y nacer de nuevo no puedo...

Watchmen en un anotador

And Im up while the dawn is breaking,
Even though my heart is aching.
I should be drinking a toast to absent friends
Instead of these comedians.